En el corazón de Santiago, en el segundo piso de Factoría Santa Rosa, se despliega una muestra que va más allá de la exposición de piezas gráficas: “Nostalgia urbana: Micros Amarillas” es un viaje a la memoria visual de una ciudad que ya no existe, pero que sigue viva en la retina colectiva.
La exposición reúne más de 300 carteles originales creados por Zenén Vargas Pastén, el artesano y artista detrás de la tipografía, los colores y las composiciones que durante décadas dieron identidad a la locomoción colectiva santiaguina. Su trazo, reconocible incluso a la distancia, acompañó a generaciones de pasajeros en los recorridos cotidianos de las micros amarillas, transformando un soporte utilitario en un lenguaje visual profundamente ligado al territorio.
Lo que en apariencia era simple señalética, Vargas lo convirtió en un código estético popular: letras dibujadas a mano, armonías cromáticas vibrantes y una composición que lograba ser, a la vez, práctica y poética. Su taller —un pequeño puesto en la esquina de Santa Rosa con Placer, en pleno barrio Franklin— se volvió un referente urbano, donde el oficio dialogaba con la ciudad, registrando su transformación a lo largo de más de medio siglo.
El propio Vargas heredó esta práctica de su padre, quien pintaba góndolas y letreros, consolidando un saber transmitido de generación en generación. Ese legado lo ha convertido en un verdadero patrimonio gráfico vivo, reconocimiento que en 2024 fue formalizado cuando la Municipalidad de San Joaquín lo nombró Patrimonio Humano Vivo de la comuna.
En Factoría Santa Rosa, la muestra no solo ordena cronológicamente la evolución de su trabajo, sino que reivindica la cartelería urbana como un arte popular capaz de conectar comunidades, barrios y memorias colectivas. Cada cartel funciona como un archivo visual de la ciudad: fragmentos que relatan la vida cotidiana, la movilidad y el pulso cultural de Santiago desde los años setenta hasta hoy.
La exposición, abierta hasta el 19 de octubre, invita a reflexionar sobre cómo lo gráfico configura identidades y persiste en la memoria, incluso cuando las micros amarillas dejaron de circular. Al recorrer las salas, queda claro que lo de Zenén Vargas no fue solo pintar carteles: fue crear un lenguaje visual que transformó lo efímero en patrimonio.
Factoría Santa Rosa, fiel a su espíritu de resguardar y poner en valor la memoria popular y las artes visuales, abre sus puertas de manera gratuita de miércoles a sábado entre 11:00 y 17:00 horas, y domingos de 12:00 a 17:00 horas.